Luego de dos semanas de debates en Marruecos, queda la pregunta si se avanzó en nuevos compromisos. En el documento final de la COP-22 se llama a "facilitar el acceso al financiamiento para los proyectos climáticos y reforzar las capacidades y esfuerzos de países desarrollados".
La llamada “Proclamación de Marrakech” marcó el cierre de una nueva Conferencia de las Partes (COP 22) de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático.
En medio de cuestionamientos sobre el “secretismo” en la elaboración de la declaración final, el texto se refiere a la necesidad de mantener el “impulso” de la lucha contra el cambio climático considerando la puesta en marcha del Acuerdo de París y “el máximo compromiso político” ante un problema “prioritario” y “urgente”.
Desde Marrakech, Javier Andaluz, responsable de cambio climático de la organización “Ecologistas en Acción” de España, comentó que “la inactividad de la COP22 pone en riesgo la supervivencia del Fondo para la Adaptación desarrollado en 2001, en la misma ciudad marroquí”.
El Licenciado en Ciencias Ambientales y Diplomado Internacional en Derechos Humanos conversó con Diario y Radio Universidad de Chile.
Este viernes finalizó la COP-22 ¿Cuál es el primer balance?
Más que calificarla como Cumbre de acción sería de inacción. Hemos escuchado numerosas promesas de políticos de todo el planeta con lindas palabras sobre la mesa pero que no se concretan en actos.
En estas instancias se escuchan un montón de conflictos con la transferencia de tecnologías y conocimientos hacia estos países más vulnerables y vemos que, en este momento, falta muchísimo camino por recorrer para respetar el espíritu de París. La declaración final no tiene ningún compromiso o avance significativo.
¿Cuáles son los compromisos que se han asumido ante la puesta en marcha del Acuerdo de París?
En estos momentos los países siguen hablando de un proceso legal que se relaciona con la ratificación (de cada uno de los países). Es el único compromiso puesto sobre la mesa, pero nos interesaría que se hagan mayores esfuerzos en la reducción de emisiones desde los países más enriquecidos.
Además, faciliten el financiamiento suficiente para que las naciones afectadas puedan hacer frente a la adaptación ante este problema. Es necesario redoblar los esfuerzos y poner mayores dotaciones económicas a esos fondos.
Y muchas de las cantidades que se han mencionado se relacionan con instrumentos financieros y bancarios. Éstos, poco tienen que ver con la garantía de tener recursos suficientes para enfrentar las peores consecuencias del cambio climático.
Por un lado, creemos que el financiamiento debe venir de fuentes públicas más que introducir criterios empresariales. Sabemos que muchas de estas empresas han estado explotando recursos de terceros países por lo que ya tenemos una sombra de sospecha.
Economía y cambio climático: ¿a qué precio?
El martes 16 de noviembre se desarrolló el segmento de alto nivel de la Conferencia con la asistencia de distintas autoridades. En la oportunidad, el Secretario General de las Naciones Unidas, Ban Ki-Moon, manifestó que “las ciudades, sus ciudadanos y los ejecutivos de empresas han sido cruciales para movilizar apoyo político para el Acuerdo de París”.
¿Quiénes fueron los principales asistentes?
Muchos de los Jefes de Estado que prometían en Paris grandes palabras y gestos parece que en esta cumbre no alcanzaron la misma esa relevancia. Y en París no termina todo porque tenemos que seguir poniendo herramientas de forma urgente y acelerada, así lo mencionó Ban Ki-Moon.
Vemos como los países mandan a segundos y terceros representantes. Esto, en vez de reconocer la vital importancia que tiene esta lucha común planetaria.
Además, existe una preocupante sobrerrepresentación con muchos lobbys en la cumbre que dan un cierto “lavado verde” a determinadas tecnologías que son contraproducentes ante el cambio climático. Por ejemplo, el desarrollo de grandes infraestructuras energéticas.
Luego del triunfo de Donald Trump y su mención en campaña sobre cancelar los acuerdos de medioambiente, en la Cumbre se escucharon voces que advertían de una “transición imparable”. ¿Cómo se trató este tema en Marrakech?
La elección de (Donald) Trump no es una buena noticia por los planes que ha anunciado. Ha dominado un discurso que pone a Estados Unidos como que puede hacer lo que quiere, pero si el resto del mundo cree en el Acuerdo no tiene por qué poner freno por las intenciones del presidente electo.
Trump no es todo, creemos que hay países que van a liderar y Estados Unidos no puede poner en riesgo este camino hacia un modelo más sostenible.
Cumbre “social” alternativa: “solucione reales y no parches”
En otras cumbres la sociedad civil se ha organizado para dar sus puntos de vista. ¿Se convocaron encuentros de este tipo en Marruecos?
En la cumbre oficial, determinadas organizaciones pusieron acento sobre determinados problemas climáticos.
Además, una serie de colectivos que pertenecemos a la Plataforma de Justicia Climática también nos organizamos en encuentros alternativos para tratar temas sobre género, lucha contra el extractivismo, disminuir la inversión en combustibles fósiles. Nos reunimos en la Universidad Cadí Ayyad de Marrakech.
Parece que estas instancias sí aportan soluciones reales y no los parches que intenta poner la cumbre del clima.
¿Marcó la diferencia que esta cumbre se realizara en África?
Creo que no. En esta región africana habría que abordar debates claves como escasez de agua, problemas de lluvias torrenciales y desigualdad. Y han sido obviados en esta cumbre.
Estas reuniones tienen una cierta burbuja informativa por eso es necesario tener antecedentes desde el interior. Desde Ecologistas en Acción queremos cumplir una labor de aportar soluciones, en Marrakech ha sido más complicado que en Paris. Intentamos que determinadas informaciones se publiquen porque si Paris tuvo una gran repercusión, parece que Marrakech está siendo rápidamente olvidada.
¿Cómo se proyecta la COP-23 en Bonn (Alemania) con la presidencia de Fiji?
La posición europea suele tener grandes promesas y siempre se ha vanagloriado como la parte más proactiva en la búsqueda de un acuerdo, pero no predica dando ejemplo. Las medidas son alejadas a lo esperado, se plantea un 40 por ciento para 2030 y no considera eliminar todas las emisiones para 2050. Esto, no responde a la lucha real contra el cambio climático y a la justicia social
Fuente: Diario UChile